lunes, agosto 06, 2007

 

Los comunes: la fotógrafa

Caminé largas playas una tras otra luego de aquella última pesca. Recorrí tantas arenas y olas que terminé enamorándome profundamente del mar, midiendo el paso de mi vida en mareas, al ritmo de la luna y del viento.

En la última bahía encontré a la fotógrafa, corriendo descalza de arriba abajo entre el agua, la lengua de arena, las casitas, los niños, los viejitos, un burro que hay amarrado cerca del bar. Mil cosas, que ella convertía en mil fotos.

Cada foto la atesoraba como única, aunque luego la guardaba en una carpeta impecable y se la llevaba a otro sitio en su carro destartalado desde donde regresaba con las manos vacías deseosas de empuñar de nuevo la cámara.

Los retratos que me tomó en esa época me muestran marino, inconstante, salado y silencioso. Quizá yo no quería que me cargaran con una bolsa de fotografías y me botaran de nuevo de su lado. Del lado del mar. Como me hizo el pescador con sus pescados.

Ella era incesante, revoloteante como una mariposa. Había colocado una cámara en lo alto del picacho, armada y lista para disparar. Hacia allá se dirigía todos los días al atardecer y justo cuando ya el sol desaparecía lanzaba una foto fugaz. Luego la revelaba y tras contemplarla un rato, sonreía con decepción unos días o resignada otros.

- ¿Qué es lo que retratas a esa hora? – le pregunté


- El color, los colores. Quiero captar el momento justo cuando el mar cambia de los tonos del día a los tonos oscuros de la noche. Hay un momento en el cual los dos existen al mismo tiempo…ese instante quiero registrarlo- me dijo mientras veía el horizonte amorosamente.

- ¿Y cuantas veces lo has intentado?

- A ver…tengo 10 años haciéndolo todos los días, en algún momento sé que lo voy a lograr…hoy casi lo agarré, fíjate…- y me acercó la foto del día.

- ¿Y no será que eso es imposible…?- le pregunté con cautela.

Ella se quedó pensando un buen rato y luego me dijo:

- Los imposibles no existen…son cosas inventadas para meternos miedo y no intentar lograr las cosas que más nos gustan. Un día me di cuenta que podía manejar una cámara y un estudio como nunca creí que lo haría y allí se me reveló que no había nada imposible para mi, siempre que lo buscara desde el amor y el bien con el esfuerzo que nace del alma…¿Se te ha revelado eso alguna vez?

Así me dijo, me guiñó un ojo y se fue a perseguir un pelícano que hacía morisquetas en el muelle. Entretanto yo me llenaba de vida con el oleaje y la veía reír y retratar sin parar. No le dije que nunca se me habían revelado esas cosas.

Un día no la vi más. No regresó a la bahía. Al tiempo la gente me dijo que ella salió en un periódico nacional premiada por una foto del mar a dos tonos.

(foto de Lou Rouge)

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