miércoles, agosto 01, 2007

 

Los comunes: el pescador


Luego de mucho escalar dejando atrás a los comunes, sus opiniones tajantes, sus teatros de calle, sus cantos distorsionados y sus foros matutinos, llegué a un campo descubierto de nube y mar.

Allí me entrevisté con un pescador rotundo, retinto de cientos de soles y con una garra como mano que cuando me apretaba el codo para hablarme fuerte, me lo dejaba doliendo dos días al menos.

Esos días son recuerdos de sabor y olor a pescado, a ese gusto salitroso que no sale de las fosas nasales cuando llegas a la orilla de una playa. Trasegaba sudor y arena todos los días junto con el pescador.

De madrugada salíamos, serenos, silenciosos. Una que otra orden se impartía con la menor cantidad de palabras. Los alientos cafeteros, rudos para esa hora. El mar negro, abrumador.

Era una tarea agitada, experta pero al mismo tiempo relajante. A veces me quedaba embobado viendo los peces temblando ya en el bote, pensando en su libertad recién perdida.

El regreso variaba, con buena pesca, chistes y risotadas, con pesca mala, caras largas, planes de cambio, pero en la orilla el rito era siempre igual, repartición de los pescados, venta de algunos ahí mismo y recogida de los aperos.

- ¿Por qué usted sale a pescar una sola vez al día y no varias para luego descansar uno o dos días? – pregunté al pescador

- Te diré que es el equilibirio – me respondió.

- ¿El equilibrio?

- Si. En esta vida si te esfuerzas poco te llaman vago, te insultan sin pensar…y si te esfuerzas mucho te llaman pendejo y también te insultan sin miramientos. Hagas lo que hagas los insultos, la crítica, llegan.

- ¿Pero a usted le importan esos insultos?

- A mi no…por ello esto es el equilibrio, salgo todos los días a no pensar en ofensas. Una vez al día cada día es suficiente para vivir, respiro el mar y el cielo, consigo sustento y me alejo de voces como la tuya que siempre quieren cambiar mi rutina de paz…prefiero las voces de las sirenas…

En ese momento me regaló todos sus pescados, me levantó del piso con su garra y me dijo “tienes comida como para caminar dos o tres días”…y se alejó con su red al hombro, sonriéndole al sol, con los pies arenados y la piel libre de habladurías.


(foto de Toni Soler)

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Comments:
Hola Petrusco

he visto que has utilizado una foto mía para ilustrar este cuento. Creo que además de poner el link a la foto en su lugar de origen deberías haber puesto quien era el autor.
Me encanta que alguien se sienta inspirado por una de mis obras, pero también me gusta que se reconozca que la he hecho, así que te agradecería que lo indicases en esta entrada.

Toni Soler
 
Toni, muchas gracias por tu visita y tu comentario y por supuesto por esa tremenda imagen!!!

Ya me habían hecho la observación en mi otro blog donde también publiqué el cuento y la foto.

Ya corregí aquí y allá el detalle para que efectivamente aparezca tu nombre explícitamente en el crédito de la foto.

Saludos muy cordiales!!!
 
Poderosa imagen, acorde con el escrito. Me he leido todos los cuentos de un tirón, hambriento de letras.
 
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