viernes, noviembre 03, 2006

 

La culebra y yo


Aquel día me encontraba sentado en el baño realizando mi necesidad fisiológica de esa hora, cuando vi, o mejor dicho, sentí un movimiento cerca de la puerta. Al mirar en esa dirección el terror me paralizó, y una ola de frío me recorrió todo el cuerpo. Una enorme culebra de color castaño y manchas negruzcas me miraba desde la puerta, bloqueando así la única salida posible. Durante varios segundos no hubo ningún movimiento dentro del baño. Yo, en suspenso por lo que podría pasar, y la culebra, estudiándome tranquilamente. Comencé a evaluar mi situación, la puerta estaba dominada por el reptil y no había en el baño ningún objeto que me pudiera servir de arma, la única posibilidad era utilizar un enorme tonel lleno de agua que se encontraba en el fondo, como barrera entre el animal y yo. Empecé a moverme muy lentamente en dirección al tonel cuidándome de no darle la espalda a la culebra, la cual, sin mirarme directamente, inició su marcha hacia donde yo estaba. Durante varios minutos de tensión pude mantener más o menos la misma distancia entre ella y yo, pero de pronto, las ondulaciones de la culebra se hicieron más violentas y se me acercó con mayor rapidez. Sus intenciones eran bastante claras. Con un temblor incontrolable logré llegar hasta el tonel y me atrincheré, vigilando los movimientos de la agresora. Onda tras onda y curva tras curva el animal se fue acercando más y más, pasó al lado del lavamanos y luego cerca de la poceta, de pronto un ruido cercano rompió el silencio y ella miró curiosa hacia un ángulo de la pared cerca del techo, allí, un escurridizo lagartijo iba a ser el único espectador de la tragedia que estaba por producirse, sus ojos me dieron la impresión de que me compadecía por no disfrutar de la capacidad para treparme a las paredes. Entre tanto la culebra pareció dudar entre intentar cazar aquel animalito o proseguir conmigo. Yo debí parecerle una mejor y mas fácil opción pues continuó su inexorable marcha hacia mi trinchera. Cuando faltaba aproximadamente un metro para que llegara al tonel, se detuvo, seguramente planificando su estrategia para poder alcanzarme, ya que si me atacaba por un lado, yo tendría oportunidad de escabullirme por el otro, e igualmente si atacaba por el otro lado. En esos instantes yo sentí hielo en mis venas y no estoy muy seguro de no haberme orinado encima. Me pareció increíble estar tan cerca de la muerte, sobre todo si me llegaba a resbalar en la huida sobre el piso húmedo del baño, o si la serpiente resultaba ser más rápida de lo que yo creía. El lagartijo se colocó en una mejor posición para contemplar el espectáculo, y la culebra ya decidida, bajó su cabeza en postura de ataque y me miró con fiereza, lista para saltar. Todo mi cuerpo estaba rígido, atento al menor movimiento. Los latidos de mi corazón me estremecían y mis oídos zumbaban debido al silencio total que reinaba durante esos momentos de muerte inminente. De pronto, un silbido agudo llenó el espacio y el cuello de la culebra se convirtió en una mancha rojiza, sus ojos aterrorizados se volvieron hacia la puerta antes de desplomarse pesadamente en el piso, se oyó un segundo silbido y la cabeza de la serpiente estalló, y todo su cuerpo fue a estrellarse en la pared muy cerca de mi. Desde la puerta un muchacho se acercó lentamente hacia donde estaba el cuerpo inerte del reptil blandiendo un largo palo en una de sus manos y con una piedra grande en la otra, listo para arrojarla si era necesario. Luego de comprobar que efectivamente había matado a la culebra, la tomó con el palo y la sacó del baño para arrojarla en el patio. Yo, por supuesto, me escondí detrás del tonel lo más que pude para que el muchacho no me viera, porque al fin y al cabo, a los ratones tampoco los quieren mucho en esta casa.

Comments:
un ratonnnnn?????????????????? dios que tensa estuve mientras leia.
 
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