domingo, noviembre 05, 2006

 

El don de soñar

Antes de perder mi primer ojo, no conocía el mundo sonriente que me rodeaba, mi única preocupación era dormir y comer, y soñaba cosas deliciosas, y vivía dentro de ellas porque en mi universo todo estaba permitido. Los colores eran vivos y los sonidos armoniosos, aunque de vez en cuando algún ruido fuerte perturbaba mis eternas ensoñaciones. El saber si yo existía, en realidad no era de mi incumbencia, y la gente a mi alrededor sólo servía para satisfacerme. ¡ Oh, que vida maravillosa!, eternamente estaría así, jugando con mi cuerpo, corriendo por el campo y conociendo a los otros que compartían mi euforia por vivir más y más, plenando cada uno de mis días del gozo de descubrir que era para siempre, y que las noches nunca terminaban, sólo alegría y despreocupación, dedicándome únicamente a dormir, comer y soñar. Y fue entonces cuando ocurrió...

Cuando perdí mi primer ojo el dolor fue muy intenso, todo se cubrió de bruma y la bruma era roja, pero aun la podía notar, y en el corto lapso de un momento todo se veía más claro, sabía quien era, sabía donde estaba, y al saber la repuesta de estas dos preguntas no me preocupé más y mis dolores desaparecieron. Sólo una interrogante turbaba aquellos días en los que perdí mi primer ojo, pero ahora ya conocía la respuesta; yo existía. Mi alegría fue muy grande al descubrir que en lo único que me afectaba la pérdida era que veía el mundo un poco torcido y deforme, pero ahora ya sabía como era, por lo menos físicamente, y comencé a querer a la gente que estaba a mi alrededor porque se preocupaban por mí, y no me sentí solo en el mundo aunque si un poco incompleto, porque por más que sea, algo me faltaba. Sin embargo, seguía con mis propios sueños y deliberaba sobre ellos con los otros que compartían mi don, y nos sentimos dueños de todo lo que existía, aunque para nosotros lo único que había eran nuestros propios sueños.
Cuando perdí mi segundo ojo me di cuenta de que me preocupaba mucho por el futuro, y aunque en ese momento me sentí importante al descubrir mi propio interés, luego supe que en realidad como que era malo. Aun así, mis días siguieron en un adorable paso de una emoción a la otra, pues ahora ya sabía que había varias emociones para disfrutar, y me paseaba libremente entre la risa y el llanto, entre la ira y el asombro, de todas disfrutaba enormemente y de vez en cuando alguna de ellas hacía que algo me doliera, pero eso no importaba, mi vida transcurría entre pensamientos placenteros acerca del futuro y las emociones. En ese tiempo descubrí que me cansaba, a veces mucho, y en ese tiempo descubrí que era grande, no más que los árboles a mi alrededor, no más que la gente que yo quería porque se preocupaban por mi, pero si más grande que muchos que eran menores que yo, e incluso, más que algunos que compartían mi don y permanecían a mi lado discutiendo sobre el futuro y las emociones.
Cuando perdí mi tercer ojo, noté incómodo que me empezaba a preocupar por los demás y no solo por mi, y aún más incómodo fue notar como crecía en mi interior un cosquilleo molesto por conocer a otros de otro sexo, y me preocupé por mi apariencia, y me preocupé por lo que comía , y me preocupé por lo que aprendía, por el futuro otra vez, por las nuevas emociones que me preocupaban, por dormir lo suficiente, por lo que había perdido y quizás no pudiera recuperar, y en ese momento casi lloré, y me preocupé también por tratar de expresar todas mis preocupaciones, me preocupé por que no me estaban entendiendo. Yo charlaba largamente con los otros que compartían mi penurias acerca de las preocupaciones, y comenzamos a preguntarnos si habíamos venido a este mundo tan solo a preocuparnos, y empezamos a pensar de que manera afrontaríamos la tortuosa vida de preocupaciones que se nos echaba encima , y todo esto lo pensaba porque en ese entonces me sentía solo.
Cuando perdí mi cuarto ojo, estaba jubiloso, por la simple razón de que me sentí acompañado una vez más, y el otro del otro sexo me amaba, y yo acabé por descubrir una gran emoción que desconocía, y me noté fuerte y dispuesto a todo. El otro me ayudó a descubrir mis virtudes y yo comencé a conocerme, o al menos eso creí. Ahora sólo me interesaba por el otro, y su bienestar era el mío y su alegría la mía, mis preocupaciones vanas eran si el otro estaba feliz, y no me di cuenta de que me abandonaba yo mismo. Pero al menos reía, y mi risa era por su risa, y el futuro era fácil y los problemas irreales. Al perder mi cuarto ojo mi vida estaba plena, y aunque había perdido mi mundo de sueños ahora me encontraba satisfecho con ese otro mundo al cual llamaba realidad, y sin saberlo, cometí el error de penetrar en un sueño artificial e inútil y no puro y bello, como era el que en realidad me pertenecía, pues en el estaba todo lo que yo significaba y todo lo que había aprendido para aplicarme al mundo sin que doliese demasiado.
Cuando perdí mi quinto ojo ya el futuro estaba encima y no sabía como afrontarlo. Todo lo que aprendí lo apliqué y dio frutos, algunos muy amargos por cierto. Seccioné mi futuro en varios caminos y mi gran disyuntiva era: ¿ cual de ellos?. Al decidir estuve solo, el otro del otro sexo se fue y me sentí entonces solo otra vez, pero no solo me sentí solo, también me sentí único y esa palabra me reconfortó, porque descubrí que de verdad era único en el mundo, y mis fuerzas aumentaron. Tomé entonces varias decisiones para alimentar mi nuevo mundo, el cual, aun siendo nuevo, era mío, y con eso bastaba.
Y cuando perdí mi sexto ojo quedé ciego, y descubrí que yo era una Araña, y como tal, sólo necesitaba ser Araña para sobrevivir, y como tal, todo lo que alguna vez pensé fue inútil y todo lo que decidí fue innecesario, y como tal, sólo me restaba terminar de vivir una vida alienada dedicándome tan solo a ser una Araña. Y en ese momento no supe si reír o llorar.

Y finalmente lloré.


Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?